Día Mundial de Lucha contra la Desertificación y la Sequía
La Asamblea General de Naciones Unidas designó, en 1994, el
17 de junio como "Día Mundial de Lucha contra la Desertificación y la
Sequía". Este día marca el aniversario de la adopción de la Convención de
las Naciones Unidas de Lucha contra la DesertificaciónVentana nueva.La desertificación afecta a más de 110 países y cada año se pierden 6 millones de hectáreas de tierra productiva. Según Ecologistas en Acción en España el 40% del suelo esta amenazado por los procesos de desertificación, pero a pesar de ello, el Gobierno español ha sido incapaz de detener la desertificación, principal obligación contraída tras firmar, en 1996, el Convenio de Lucha contra la Desertificación.
Aunque los sucesivos gobiernos han recalcado que la
protección de los suelos es una de las prioridades del Estado, la realidad es
que este aparente interés se desvanece entre promesas y retóricas vacías. Está
claro que a pesar de que el diagnóstico cartográfico y científico del problema
inducen a pensar que se sabe técnicamente como frenarlo no se toman las medidas
adecuadas.
España se encuentra a la cabeza de los países desarrollados
afectados por la desertificación. Uno de los principales factores
desencadenantes de esta situación es la erosión o pérdida de suelo fértil. El
42% del territorio español, 21 millones de hectáreas, está sometido a procesos
de erosión que superan los límites tolerables, (pérdidas de suelo de 12
toneladas por hectárea y año) y el 12%, 6 millones de hectáreas, está sometido
a erosión muy severa, con pérdidas de suelo superiores a 50 toneladas por
hectárea y año. Para el conjunto del Estado se calcula una pérdida total anual
de suelo de 1.156 millones de toneladas. Si se tiene en cuenta que la tasa de
formación de suelo varía entre 2 y 12 toneladas por hectárea y año, se reparará
en la magnitud del problema. Las zonas más afectadas se encuentran en
Andalucía, Castilla-La Mancha, Levante y Murcia.
Entre los principales factores que desencadenan esta
situación se encuentran la explotación insostenible de los recursos hídricos,
que es causa de graves daños ambientales, incluidos la contaminación química,
la salinización y el agotamiento de los acuíferos. Pérdidas de la cubierta
vegetal a causa de repetidos incendios forestales. Concentración de la
actividad económica en las zonas costeras como resultado del crecimiento
urbano, las actividades industriales, el turismo de masas y la agricultura de
regadío.
Para Ecologistas en Acción, las actuaciones en materia de
protección de suelos deben tener como principal objetivo el desarrollo de una
gestión sostenible de las tierras agrícolas, de los recursos hídricos y de la
ordenación del territorio. Sin embargo, las políticas que lleva a cabo el
Gobierno en materia agrícola, urbanística e hidrológica se alejan cada vez más de
un modelo de desarrollo sostenible que pudiera prevenir la degradación de
nuestras tierras.

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