domingo, 26 de junio de 2016
consecuencias
Sequía
La sequía es un
fenómeno meteorológico cuyo impacto en la sociedad puede ser muy alto. De
acuerdo al Atlas
Nacional de Riesgos es considerado uno de los desastres
naturales que más daños causa en el ámbito económico. Dado que este fenómeno es
impredecible, la previsión y preparación son elementos clave para reducir sus consecuencias.
Desde 2011, el estado de California,
Estados Unidos, vive una sequía
extrema, alcanzando actualmente su punto culminante, afectando
a 37 de los 39 millones de habitantes. El pasado 7 de abril el gobernador Jerry
Brow anuncióregulaciones para
lograr un ahorro del 25% de agua debido
a la deficiencia del líquido.
La NASA señaló
que se requieren más de 41 mil millones de litros de agua para
recuperarse de esta sequía que se encuentra de manera severa en más del 60% de
la superficie, y de manera excepcional en un 41%. Entre las principales
consecuencias de este fenómeno se encuentran:
1.- Principalmente el
impacto a la agricultura,
afectando las cosechas y la vegetación de la zona.
2.- Afectación al medio ambiente,
modificando los ecosistemas y hábitats de las especies de plantas y animales.
3.- La industria alimentaria se ve involucrada de manera directa,
ya que una gran parte de la materia prima que se utiliza, proviene de la
agricultura.
4.- La economía de la región afectada se reduce debido
a la baja en la producción agrícola y ganadera, y los costos se incrementan a
causa de la importación.
5.- Se incrementa la contaminación y el volumen de diversos tipos de
residuos en el medio ambiente, debido a la menor disolución y capacidad de
depuración de tales materiales.
6.- Afectación al ganado; en
temporada de sequía muchos animales mueren debido a la fuerte deshidratación
que atraviesan.
7.- Cortes de agua en el sistema hídrico,
para ahorro de agua, lo que ocasiona la afectación a las actividades cotidianas
de las personas.
Lo más importante es ser
consciente de la importancia de cuidar
el agua, no solo cuando hay sequía, sino siempre,
ya que no debemos de olvidar que es un recurso vital y agotable, y la falta de
este causa muchos problemas.
Desertificación
El
problema alcanza igualmente a la fauna. Ello se traduce en extinción de
animales, retracción de sus áreas, pérdida de la diversidad genética,
desequilibrios en las poblaciones. En la Argentina hay unas 300 especies de
mamíferos, casi todas en graves sistuaciones de sobrevivencia. La presión sobre
la fauna no solo deriva de la alteración de los ambientes, sino del comercio
basado en el paupérrimo nivel económico de pobladores rurales que encuentran en
la cacería una solución económica. Así la fauna silvestre constituye un capital
en pleno deterioro.
La
ganadería, que constituye una de las actividades productivas de las zonas
áridas y semiáridas, ha sufrido igualmente las consecuencias de la
desertificación. El paso de una ganadería vacuna dominante en un tiempo hacia
una caprina es la norma general. El exceso de pastoreo, las talas, el mayor
escurrimiento y la pérdida de suelo, etc. llevaron a menos oferta forrajera y
el ganadero trata de resarcirse con el caprino, más rústico y con un mayor
espectro trófico. Un ejemplo son los Llanos de La Rioja que, de 350.000 cabezas
vacunas en 1908, pasó en 1965 a 158.000 con un aumento progresivo de la cabra.
La
desertificación es un problema ambiental y socioeconómico de alcance mundial
que exige especial atención. Es un proceso específico que se distingue de
fenómenos similares, en otras zonas más húmedas del mundo, porque tiene lugar
en condiciones climáticas muy duras y afecta negativamente a zonas con recursos
naturales limitados de suelo, agua y vegetación.
Es un elemento
que influye cada vez más en a degradación ambiental del planeta y desempeña un
papel importante en la contaminacón del agua, el aire y el suelo, la
deforestación, las perdidas de suelo y el cambio climático.
Contribuye
sustancialmente a la pérdida de diversidad biológica en el mundo, especialmente
en las zonas que son centros de origen de las principales especies de cultivo
en el mundo, como el trigo, la cebada, el sorgo, y el maíz. Aumenta la pérdida
de biomasa y productividad del planeta y contribuye al agotamiento de la
reserva mundial de humus, perturbando las transformaciones biogeoquímicas
mundiales y, en particular, reduciendo el sumidero mundial de dióxido de
carbono.
Por
último, la desertificación contribuye al cambio climático mundial aumentando el
albedo de la superficie terrestre y disminuyendo la tasa actual de de
evapotranspiración, modificando el equilirio energético en a supeficie y la
temperatura del aire contiguo y añadiendo polvo y dióxido de carbono a la
atmósfera.
Día Mundial de Lucha
contra la Desertificación y la Sequía
En 1994, la Asamblea General de las Naciones Unidas declaró el 17 de junio como el Día Mundial de Lucha contra la Desertificación y la Sequía para fomentar la conciencia pública sobre el tema, así como también la puesta en acción de la Convención de las Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación (CNULD) en aquellos países afectados ya sea por graves sequías, por desertificación, o por ambas, en particular en África.
En 1994, la Asamblea General de las Naciones Unidas declaró el 17 de junio como el Día Mundial de Lucha contra la Desertificación y la Sequía para fomentar la conciencia pública sobre el tema, así como también la puesta en acción de la Convención de las Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación (CNULD) en aquellos países afectados ya sea por graves sequías, por desertificación, o por ambas, en particular en África.
La “sequía” la podemos definir como una reducción temporal
de la disponibilidad de agua en un área geográfica y un periodo de tiempo
determinado.
La causa principal por la que se producen las sequías es por
la falta de lluvias o precipitaciones, por ello el efecto sequía no podemos
desvincularlo del concepto agua y cambio. Otros factores que influyen son
carencia de humedad del suelo, disminución de reservas en embalses y acuíferos,
etc. Las sequías, siempre o casi siempre, producen un impacto directo y notable
sobre la población humana principalmente por falta de agua para consumo,
producción de alimentos y en la economía de la sociedad, por lo que los efectos
producidos están relacionados directamente con la vulnerabilidad de las
personas.
Los efectos de la sequía no solo influyen en la agricultura,
ganadería y otros sectores económicos de las comunidades vinculadas al ser
humano sino que también tiene efecto en todos los organismos vivos. Esto
significa que los daños se pueden producir, no sólo en los campos cultivados,
sino también en los no cultivados, en zonas naturales protegidas y en la propia
sociedad. También estos daños se pueden
clasificar a corto y a largo plazo, afectando no sólo al consumo básico de
agua, la agricultura y la ganadería, sino también a actividades industriales
básicas y al bienestar y la salud de los habitantes de las comunidades rurales
y urbanas.
La principal consecuencia de la sequía es la
“desertificación”, que se define como el conjunto de procesos por los cuales
una región árida, semiárida o subhúmeda seca, se degrada y, a consecuencia,
pierde su capacidad para retener vegetación y se convierte paulatinamente en un
desierto.
El proceso de la desertificación es una cuestión mundial, ya
que afecta a más de 110 países, y no es un problema aislado sino que está
plenamente relacionado con los cambios climáticos, la conservación de la
biodiversidad y la necesidad del manejo sustentable de los recursos naturales.
Entre los principales factores que desencadenan esta situación se encuentran la
explotación insostenible de los recursos hídricos, que es causa de graves daños
ambientales, incluidos la contaminación química, la salinización y el
agotamiento de los acuíferos. Pérdidas de la cubierta vegetal a causa de
repetidos incendios forestales. Concentración de la actividad económica en las
zonas costeras como resultado del crecimiento urbano, las actividades industriales,
el turismo de masas y la agricultura de regadío.
Con la celebración de dicho día se pretende que
instituciones, empresas y ciudadanos de todo el planeta se conciencien y se
logre “una tasa cero de degradación de la tierra” para garantizar la seguridad
alimentaria, mitigar la pobreza rural y el hambre y servir de apoyo frente a
los principales problemas ambientales, y recordar que detrás de la
desertificación y la sequía se encuentra la falta de desarrollo sostenible y la
gestión inadecuada de los recursos naturales.
TEMAS DEL DÍA MUNDIAL
DE LUCHA CONTRA LA DESERTIFICACIÓN Y LA SEQUÍA
2013: “No dejes que nuestro futuro se seque”
2012: “Los suelos saludables sostienen tu vida: evitemos la
degradación de la tierra”
2011: “Los bosques conservan las zonas áridas”
2010: “Mejorar los suelos en un lugar mejora la vida en
todas partes”
2009: “Conservar la tierra y el agua = asegurar nuestro
futuro compartido”
2008: “Combatir la degradación de la tierra por una
agricultura sostenible”
2007: “La desertificación y el cambio climático: un reto
mundial”
2006: “Los desiertos: la belleza de la naturaleza, el reto
de la desertificación”
¿Cómo podemos evitar o revertir la desertificación?
¿Cómo podemos evitar o
revertir la desertificación?
"Una
prevención eficaz de la desertificación requiere que tanto la gestión local como
las políticas a mayor escala fomenten la sostenibilidad de los servicios de los ecosistemas. Es recomendable centrarse en la
prevención, ya que los intentos de recuperación de las zonas desertificadas
resultan costosos y suelen ofrecer resultados limitados."
Para
prevenir y revertir la desertificación, se necesitan medidas de intervención de gran
alcance, así como cambios en el modelo de gestión. Estas medidas deberían
ponerse en funcionamiento a todas las escalas, desde el plano local al mundial,
y deberían contar con la participación activa de las partes interesadas y las comunidadeslocales.
Además,
las medidas políticas y sociales deberían adaptarse al grado de desertificación al que se enfrenta o puede enfrentarse
una sociedad. En las zonas en las que el proceso de desertificación es incipiente
o de poca gravedad, es posible detenerlo y restablecer los servicios clave en
las zonas degradadas. La prevención es mucho más rentable que la
recuperación, hecho que debería tenerse en cuenta en las decisiones políticas.
La lucha
contra la desertificación tiene un papel fundamental e
imprescindible a la hora de cumplir con los Objetivos de Desarrollo del Milenio, que son, entre otros,
erradicar la pobreza extrema y garantizar la sostenibilidad medioambiental.
Las poblaciones humanas de las tierras secas tienen, por lo general, una calidad de vida
inferior a la de otras regiones. Aproximadamente la mitad de la personas del
mundo que viven por debajo delumbral de pobreza pertenecen a las tierras secas.
2. ¿Qué medidas pueden
contribuir a prevenir la desertificación?
La
creación de una cultura de prevención puede contribuir en gran medida a la
protección de las tierras secas, tanto si la desertificaciónes incipiente como si se encuentra ya en curso.
Esta cultura de prevención requiere un cambio de actitud por parte de gobiernos
y ciudadanos. Se ha demostrado que las poblaciones de las tierras secas pueden anticiparse a la desertificación
si mejoran sus métodos agrícolas y su régimen de pastoreo de forma sostenible, apoyándose en la experiencia a largo plazo y la
capacidad de innovar.
Las
medidas preventivas pueden consistir en:
Ø Coordinar la gestión de las tierras y de los
recursos hídricos para proteger el suelo de la erosión, la salinización y otras formas de degradación.
Ø Proteger la cubierta vegetal, que puede tener un
papel de primer orden en la protección del suelo contra la erosión del viento y
del agua.
Ø Fomentar la coexistencia del pastoreo y los
cultivos en las tierras que reúnen las condiciones propicias, que permite un
ciclo de nutrientes más eficaz en los sistemas agrícolas
Ø Combinar los métodos tradicionales de explotación
de la tierra con tecnologías aceptadas y adaptadas de forma local.
Ø Proporcionar a las comunidades locales los medios necesarios para que puedan
prevenir ladesertificación y gestionar con eficacia los recursos de
las tierras secas.
Ø Apostar por modos de vida alternativos que no
dependan del uso tradicional del suelo, por ejemplo, la acuicultura en las zonas secas, la agricultura de invernadero y las actividades
relacionadas con el turismo, que requieren un menor uso de las tierras y los
recursos naturales locales y no dejan de ser una fuente sostenible de ingresos.
Ø Fomentar oportunidades económicas en los centros
urbanos de las tierras secas y en otras zonas fuera de las tierras secas.
3. ¿Qué medidas pueden revertir la degradación
del suelo?
Las
medidas de recuperación y restauración pueden ayudar a restablecer servicios de los ecosistemas que se habían perdido a
causa de la desertificación. La restauración pretende devolver los ecosistemas a un estado anterior con todas sus funciones
y servicios, mientras que la rehabilitación intenta reparar partes concretas de
los sistemas, para recuperar la productividad de los ecosistemas.
Para
tener éxito, las tareas de recuperación y rehabilitación de las zonas secas desertificadas requieren una combinación de
políticas y tecnologías y la colaboración estrecha de las comunidadeslocales.
Ejemplos
de medidas de restauración y recuperación de los ecosistemas:
Ø Crear bancos de semillas
Ø Reintroducir determinadas especies
Ø Contener la erosión a través del abancalamiento y
otros medios
Ø Aportar nutrientes al suelo
Ø Plantar árboles
Día Mundial de Lucha contra la Desertificación y la Sequía
Día Mundial de Lucha contra la Desertificación y la Sequía
La Asamblea General de Naciones Unidas designó, en 1994, el
17 de junio como "Día Mundial de Lucha contra la Desertificación y la
Sequía". Este día marca el aniversario de la adopción de la Convención de
las Naciones Unidas de Lucha contra la DesertificaciónVentana nueva.La desertificación afecta a más de 110 países y cada año se pierden 6 millones de hectáreas de tierra productiva. Según Ecologistas en Acción en España el 40% del suelo esta amenazado por los procesos de desertificación, pero a pesar de ello, el Gobierno español ha sido incapaz de detener la desertificación, principal obligación contraída tras firmar, en 1996, el Convenio de Lucha contra la Desertificación.
Aunque los sucesivos gobiernos han recalcado que la
protección de los suelos es una de las prioridades del Estado, la realidad es
que este aparente interés se desvanece entre promesas y retóricas vacías. Está
claro que a pesar de que el diagnóstico cartográfico y científico del problema
inducen a pensar que se sabe técnicamente como frenarlo no se toman las medidas
adecuadas.
España se encuentra a la cabeza de los países desarrollados
afectados por la desertificación. Uno de los principales factores
desencadenantes de esta situación es la erosión o pérdida de suelo fértil. El
42% del territorio español, 21 millones de hectáreas, está sometido a procesos
de erosión que superan los límites tolerables, (pérdidas de suelo de 12
toneladas por hectárea y año) y el 12%, 6 millones de hectáreas, está sometido
a erosión muy severa, con pérdidas de suelo superiores a 50 toneladas por
hectárea y año. Para el conjunto del Estado se calcula una pérdida total anual
de suelo de 1.156 millones de toneladas. Si se tiene en cuenta que la tasa de
formación de suelo varía entre 2 y 12 toneladas por hectárea y año, se reparará
en la magnitud del problema. Las zonas más afectadas se encuentran en
Andalucía, Castilla-La Mancha, Levante y Murcia.
Entre los principales factores que desencadenan esta
situación se encuentran la explotación insostenible de los recursos hídricos,
que es causa de graves daños ambientales, incluidos la contaminación química,
la salinización y el agotamiento de los acuíferos. Pérdidas de la cubierta
vegetal a causa de repetidos incendios forestales. Concentración de la
actividad económica en las zonas costeras como resultado del crecimiento
urbano, las actividades industriales, el turismo de masas y la agricultura de
regadío.
Para Ecologistas en Acción, las actuaciones en materia de
protección de suelos deben tener como principal objetivo el desarrollo de una
gestión sostenible de las tierras agrícolas, de los recursos hídricos y de la
ordenación del territorio. Sin embargo, las políticas que lleva a cabo el
Gobierno en materia agrícola, urbanística e hidrológica se alejan cada vez más de
un modelo de desarrollo sostenible que pudiera prevenir la degradación de
nuestras tierras.
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